domingo, 29 de enero de 2017

Mutando, mutantes.

Mis mutantes  son niños, aparentemente niños iguales a los que compartieron vida y juegos conmigo. Seres curiosos, alegres, cargados de sueños y potencial, sensibles a los afectos y las palabras y opiniones de los demás.

No puedo hacer una comparativa entre los años sesenta y está decada, por lo que voy a escribir algunos apuntes sobre nuestra infancia en un barrio de un pueblo y los niños de ese mismo  pueblo hoy.

Pertenezco a una generación que vivió rodeada de niños de diferentes edades. La escuela era muy importante, nuestros padres habían ido poco a la escuela y se nos decía que allí era donde se aprendía y donde podías labrarte un buen futuro.

Analizando hoy aquella etapa , veo que en la escuela teníamos que aprender lo que se suponía que era una educación básica. Unos lo conseguían al ir aprobando y el resto no valía y se tenía que ir a trabajar.
Creo que muchas cosas de las que aprendimos con tan pocos medios fue posible por
 nuestras vivencias en casa y en la calle. Por ejemplo : las monedas y el cambio lo manejábamos con los pequeños recados que teníamos que hacer en la tienda. La mayor parte de los juguetes eran realizados por nosotros o nuestras familias...Ir al cine con nuestros amigos era la actividad del domingo.
Los libros se compartían, se intercambiaban con los compañeros o en el kiosko. Los sábados podíamos ir a la escuela a leer. La construcción de la biblioteca fue un super acontecimiento. Aprendíamos también fuera de la escuela.



Hoy se sigue considerando que la escuela es el lugar donde se aprende. Ella y las demás instituciones educativas marcarán el futuro de nuestros niños.

Los padres insisten en que las puntuaciones que saquen sus hijos sean las más altas, pues será la única forma de triunfar. Los profes esperan niños trabajadores, dóciles y silenciosos.

Pero ellos se acercan a la escuela con una mochila diferente. La comunicación con cualquier punto del planeta es un hecho instantáneo, las pantallas ilustran su mundo desde bebés, la inmediatez parece incuestionable, los juegos con joysticks o desplazando un dedo los acompañan, el mundo parece que funciona de forma intuitiva y fácilmente. Esto choca con las lecciones magistrales, sean orales o en digital, pues no son capaces de captar la atención.

Son seres que viven rodeados de tecnología, una tecnología que necesitan conocer cómo funciona y cuáles son sus riesgos; puesto que constituyen nuestras herramientas actuales. Una tecnología puesta al servicio del desarrollo de las capacidades personales que habrán de necesitar en un futuro, donde todos y cada uno de los mutantes son importantes y válidos. Concediendo gran importancia al desarrollo de sus inteligencias, aplicando los conocimientos del funcionamiento del cerebro, trabajando la creatividad y las habilidades sociales para un mundo interrelacionado. Ello requiere profes mutantes que sintonicen con ellos.

( Dibujos de Amable Arias).

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